Se ha demostrado que las mujeres no han sido víctimas
pacíficas de un sistema que las oprimía,
sino que han generado otra manera de vivir al margen de lo que de ellas se
esperaba, en todas las épocas ha habido artistas, escritoras, religiosas, filósofas…Es justo tenerlas en
cuenta a la hora de hacer la historia, es enriquecedor para todos. La investigación histórica busca ejemplos femeninos que han sido solapados por el trabajo de selección elaborado por los hombres. Esta ausencia de referentes femeninos difícilmente podría servir de ejemplo para las demás mujeres.
Estos estudios son muy recientes, pues hasta la
segunda mitad del siglo XX no se comienza a investigar en la historia de las
mujeres, precisamente cuando se consigue el voto femenino, conseguido gracias a
la extensa y dura lucha del feminismo histórico, movimiento en el que se sitúa
el inicio de la preocupación por la investigación a la que nos referimos. Numerosas ciencias
como antropología, filosofía, arte, o sociología, han realizado sus
aportaciones y las mujeres han sido estudiadas en todas las épocas, lugares y
ocupaciones. El principal objeto de estos estudios es hacer visibles a las mujeres en los textos históricos y conocer la consideración que se tuvo de ellas. Para ello se investigó
en los mismos campos de actividades donde eran estudiados los hombres y también en los que se
desarrollaba las actividades femeninas, como era el ámbito doméstico. Estudiar
un determinado periodo de su historia supone revisar todo lo concerniente a esa etapa, leer entre líneas y extraer las ideas y los hechos que acontecieron en
dicho espacio de tiempo.
De ahí derivan otros estudios que competen a la imagen de la
mujer en cada sociedad, cómo se impuso esta imagen y las raíces de su
dominación. Todo esto consiste en un trabajo de revisión histórica de las obras
de literatura, religiosas, filosóficas o médicas, deduciendo qué funciones se
le adjudicaron y qué se pensaba de ellas o como debían tratarse de acuerdo a su
sexo. Todo este pensamiento se materializa en legislación y normativas, así
como en un universo iconográfico creado a través de la literatura y el
arte. Símbolos que perduran en la
imaginación popular y que son interiorizados por las mujeres que "deben" ofrecer a la sociedad lo que de ellas se espera.
2 comentarios:
Antonia:
A tono con lo que escribes, se inscribe la historia acerca de que Einstein debe mucho de sus trabajos iniciales -los más importantes de todos los de trayectoria- a su mujer de entonces. Ella también era una adelantada para su época, pero en el universo científico no se les tomaba en cuenta.
Desde mi humilde punto de vista, la preponderancia masculina estuvo asociada a la inlfuencia de la beligerancia de aquellos tiempos, donde las sociedades no se regían tanto por el derecho como por la fuerza.
En ese contexto es fácil suponer que los hombres resultaban más útiles que las mujeres a la hora de la contienda.
Un gran abrazo.
En parte tienes razón, quienes han escrito la historia han pretendido resaltar ese aspecto. Desde el Neolítico se le da más importancia a la caza que a la agricultura, sin embargo fue la agricultura, la que contribuyó a la revolución neolítica. Con las guerras ocurre lo mismo. Unamuno habla de la intrahistoria, esta ocurre a la vez de la historia que se refleja en los libros y da mejor cuenta de la realidad que las guerras o la política.
Pues un saludo cariñoso y gracias por tu aportación.
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