Conseguir la igualdad entre los sexos es tarea difícil, aunque no imposible. Con estos escritos intento equilibrar la balanza y reconocer los méritos de muchísimas mujeres a lo largo de la historia, a la vez que analizar de dónde proceden tales desigualdades y así entre todos, hombres y mujeres, mujeres y hombres, luchar por un mundo más justo.

domingo, 6 de septiembre de 2015

Los cuentos de princesas.

En el año 2010 publiqué en este blog una entrada titulada "¿Doctrinar o entretener?" referida al nulo esfuerzo que las películas Disney hacen para promover la igualdad entre sexos. Cinco años más tarde encuentro un artículo en el periódico ABC en el que se manifiesta que los cuentos de princesas no son apropiados para la educación de los niños y niñas. Esto supone que algo estamos avanzando, pasitos lentos...pero importantes.

En este enlace podemos leer el artículo del periódico
http://www.abc.es/familia-educacion/20150906/abci-princesas-machismo-educacion-201509031813.html

Y la entrada que hice en 2010 la transcribo y resumo:

Todos hemos visto películas de Walt Disney y se las hemos ofrecido a nuestros hijos sin detenernos a pensar en el mensaje ideológico que llevan implícito. Películas dulzonas, ideas camufladas en músicas empalagosas, princesas bobas y príncipes valientes.



La factoría Disney se encarga de perpetuar los roles asignados a mujeres y hombres y de mantener el sistema de jerarquía social.

Causantes, entre otros factores, de las desigualdades en nuestra sociedad. 



Si pretendemos terminar con estas divergencias habrá que comenzar por el principio, es decir, por la educación. Si a través de ella se han impuestos los valores que queremos erradicar, será mediante la enseñanza la forma adecuada para establecer otros parámetros más igualitarios.




Las películas Disney transmiten estos valores a través de los cuentos que todos conocemos y que sin duda forman parte de la tradición, pero una tradición distorsionada por los intereses de una elite que desde el siglo XVII utilizaron estas leyendas populares en su propio beneficio, creando los valores que les convenía y educando a los niños en los principios convenidos desde su más tierna infancia.

Por ejemplo el cuento de Caperucita Procede de la tradición oral matriarcal muy anterior al siglo XVII. La historia es de una niña que gracias a su ingenio consigue evadirse de ser devorada por el lobo y es ayudada en su huida por otras mujeres. Perrault incluye un leñador que la salva convirtiendo a la niña en una persona inútil y dependiente además de estúpida.



Los cuentos se ponen por escrito en el XVII para que una clase privilegiada pudiera poseer esta tradición oral. Los cuentos fueron el discurso aristocrático de valores, costumbres y modales que pudieran servir para educar a los niños a comportarse civilizadamente.




    Se trataba de adoctrinar no de entretener.




Cuando veamos películas de Disney debemos emplear un espíritu crítico y no ofrecerle a nuestros hijos algo que probablemente no son las ideas que pretendemos inculcarles: una educación en valores igualitarios, evitando en lo posible la adjudicación de roles en los que una de las partes es más fuerte o más sensible que la otra. No son los estereotipos la mejor forma de educar en la igualdad. Por tanto, examinemos minuciosamente el mensaje Disney y actuemos en consecuencia.


Espero que os resulte interesante.




1 comentario:

Antonia dijo...

La musicalidad del portugués hace que lea tu poema en su idioma original, aunque haya recurrido al traductor para asegurarme. Es una bella poesía.
Gracias y abrazos.