Nos cuesta pensar que
hemos estado discriminadas y hemos tenido que hacer renuncias, a pesar de la actual
presencia femenina en casi todos los espacios. Pero podemos comprobar que el
mundo laboral no es igualitario, los reconocimientos tampoco y las exigencias
estéticas difieren claramente de ambos sexos.
Otra idea que a veces pensamos es que el machismo es igual
que el feminismo, que son los dos extremos indeseables, pero eso demuestra que
se ha profundizado muy poco en la historia del feminismo y que parte de la
sociedad lo encuentra desacreditado.
Por otro lado el uso de un lenguaje no sexista es
inapreciable en los medios de comunicación y en la vida cotidiana. En este
aspecto, hombres de letras se muestran recelosos de su imposición en la
sociedad y manifiestan su disconformidad con el cambio que puede producir un lenguaje
no sexista.
Pienso que aprovechando esta crisis económica y la
modificación de ciertas bases establecidas en la sociedad se podría intentar cambiar algunos
aspectos que hacen de nuestro mundo un lugar injusto.
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