Conseguir la igualdad entre los sexos es tarea difícil, aunque no imposible. Con estos escritos intento equilibrar la balanza y reconocer los méritos de muchísimas mujeres a lo largo de la historia, a la vez que analizar de dónde proceden tales desigualdades y así entre todos, hombres y mujeres, mujeres y hombres, luchar por un mundo más justo.

viernes, 19 de octubre de 2012

Hombres

A lo largo de la historia  han existidos hombres que también han defendido los derechos de las mujeres: Poulain de la Barre, Condorcet, Stuart Mill, Feijoo… Pero es  ahora cuando gran parte de ellos se sienten comprometidos con el  problema y saben que son parte de la solución. La vida para los hombres tampoco ha sido fácil, el rol que se le ha adjudicado no es fuente de felicidad precisamente y tampoco se sienten los ganadores en la consabida desigualdad de género.  El mismo modelo patriarcal que oprime a las mujeres también los oprime a ellos, pero desde distintas perspectivas. 
Se propone revisar la construcción social de la masculinidad y algunos hombres ya ejercen otra forma de estar en el mundo, mucho más igualitaria, compartiendo trabajos y deberes que antes se imponían solo a las mujeres. Ya no están alejados del cuidado de los hijos, lo cual le reporta beneficios afectivos o de los trabajos domésticos, que le aporta una mejor consideración por parte de su pareja. Es importante el cambio hacia unas relaciones de género más equitativas, adoptando otro concepto de vida  del que todos saldríamos beneficiados. Terminar con las relaciones de poder que nos impone el patriarcado sería un paso de gigante en la lucha por la igualdad. Sería una cuestión de justicia, que la mitad de la humanidad no esté por encima de la otra media.


“El principio que regula las relaciones actuales entre los sexos, la subordinación legal de un sexo al otro es injusto en sí mismo y es actualmente uno de los principales obstáculos para el progreso de la humanidad.” H. Taylor y J. Smill 

2 comentarios:

Arturo dijo...

Antonia:
Lo que dices es cierto, sobre todo en las nuevas generaciones, donde la mujer ya no es un objeto al cuidado y antojo de su señor.
Hay un gran número de mujeres que han decidido manejarse en soledad y -a semejanza de los solterones de antaño- solo cultivan lazos pasajeros con los hombres. Por supuesto que la soledad es una patología absurda, prueba elocuente de la falta de madurez.
En mi opinión, lo sano es formar una pareja complementaria; donde se repartan las cargas, de modo que cada uno dé lo mejor de sí en las diferentes áreas; esto incluye la ayuda a crecer para los hijos, para hacerlos independientes, que desarrollen una mente abierta, que sepan de sus fortalezas, sus debilidades y de cómo manejarlas.
La igualdad absoluta es absurda, ya que no hay posibilidades de que ambos sean igual de aptos en los diversos roles. Por ello: que cada integrante de la pareja haga aquello que mejor sabe hacer y se repartan las tareas para las que no son tan duchos.
Es un punto de vista, nada más; si tuviese la receta para el éxito asegurado de la pareja, ya me habría hecho famoso.
Un saludo con afecto.

Antonia dijo...

Difiero contigo y creo que todos tenemos las mismas capacidades o al menos las podemos desarrollar si nos olvidamos de los estereotipos y los prejuicios. Creo en la igualdad entre los seres humanos, espero que algún día sea una realidad.
Gracias Arturo por tu aportación. Recibe un saludo cordial.